Libre

Liberación:
en cada poro de mi milimétrica e instantánea piel,
en cada gota de sudor,
en cada grito, en cada roce,
en cada latido del silencio,
en cada asalto de la náusea matinal,
en cada estancia de mi voluntad –la única,
en cada electrocardiograma,
en cada espesor de la profundidad,
en cada día que amanece sin despertador,
en cada mirada, en cada noche,
en cada alivio, en cada miedo,
en cada soneto, en cada belleza,
en cada radiador,
en cada ducha de agua caliente,
en cada lágrima,
en cada pestañear, en cada uña,
en cada sueño de papel,
en laxitud, en intensidad, en años luz,
de tarde, en la madrugada, en mí,
en cada café a mediodía,
en cada carcajada,
en cada solera, en cada insolación,
en cada fórmula, en cada logaritmo,
en cada libro, en cada hoja caída al suelo,
en cada chasquido, en cada ombligo,
en cada olor, en cada estornudo, en cada radio,
en cada rueda, en cada calle, en cada mar,
en cada abrigo negro,
en cada estruendo que deshace tu voz,
más allá o aquí mismo (me da igual),
tras una puerta, frente a otros...,
con diez dedos, con doce o con su doble,
en cada veintitrés, en cada mosquito,
en cada sol,
al otro lado de cada ventana,
al otro lado de cada reloj,
en cada vacío, en cada sabor,
en todo, en nada,
lo que tu susurro me dejó:
liberación.
Ah... sí.



M.